perdida


Es una niña con una pena intangible,
la pena más grande que hay,
llorarle es llorar a la nada.

Tengo una flor para darle, pero no la encuentro,
ella también lo intenta, sé que me está buscando.

Entre tantos días de niebla,
algunas mañanas soleadas,
otros me han dicho dónde está.
Todos dicen que preguntó por mí,
señalan donde no es, no la conocen.

Me separa un mar de lágrimas,
y cada vez tengo menos esperanzas.
Sé de sus quemaduras,
todavía no son cenizas.
Sé que no es mi culpa,
tengo que sacarla de las espinas,
a cada vuelta más me achicharro.

Si estoy perdida en un viaje sin fin,
quiero arder de su mano,
no quiero dejarla sola.